65. Apocalipsis 3:20 y Pidiendo que Jesús Entre en Tu Corazón

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. – Ap 3:20 

‘Pedí que Jesús entrara en mi corazón’ es una manera común como los Cristianos relatan su testimonio de salvación. Predicadores, maestros, Cristianos dando testimonio, y la literatura del evangelio frecuentemente terminan su presentación del evangelio con la invitación a ‘pida que Jesús entre en su corazón’. Cuando vemos las objeciones prácticas, teológicas, y bíblicas a esta frase, podemos decidir utilizar un lenguaje diferente. 

Problemas prácticos. 

Una mujer relató cómo cuando ella era niña estaba acostada en su cama boca abajo cuando su mamá le dijo que ella tenía que pedir que Jesús entrara en su corazón. Ella se volteó boca arriba para que Jesús pudiera entrar en su corazón. Esta historia ilustra cómo los niños piensan en términos específicos. Es fácil ver como semejante solicitud puede saltarse el mensaje del evangelio completo. Si nos quedamos con esta imagen, podemos entender por qué la seguridad de la salvación es un gran problema entre tantos niños. Ellos no sienten a Jesús en sus ‘corazones’. Los adultos también se les deja con una evaluación subjetiva de si ellos sienten a Jesús morando en su interior o no. ‘Pide que Jesús entre en tu corazón’ fácilmente produce confusión y minimiza la verdad básica de la seguridad, la fe en la promesa de Dios de la vida eterna en Jesucristo como Salvador. 

Problemas teológicos. 

La mayoría de los Católicos Romanos pueden decir que ellos reciben a Jesucristo en sus corazones y en sus vidas cuando toman los elementos de la comunión en la iglesia. Pero una transacción física que involucra comida, el sistema digestivo, o el órgano del corazón no tiene nada que ver con recibir la vida eterna. Otra vez, pedir que Jesús entre en el corazón de uno o recibirle a Él en la vida de uno no aborda el problema de la condición pecadora de uno y la provisión de Cristo para el castigo por el pecado a través de Su muerte y resurrección. Una persona se desvía del mensaje del evangelio si ‘pedir a Jesús en tu corazón’ es la condición para la salvación.

Problemas bíblicos. 

Aquellos que defienden la invitación a ‘pedir a Jesús en tu corazón’ normalmente citan Ap 3:20. Pero cuando interpretamos el pasaje en el contexto, encontramos que allí no existen bases para esta invitación. 

En el contexto mayor, el libro de Apocalipsis fue escrito por Juan para informar y preparar a los lectores de los últimos tiempos (Ap 1:19). Dentro de este propósito general, los capítulos 2 y 3 hablan a las iglesias contemporáneas y acerca de sus situaciones respectivas. Seis de las iglesias no están agradando al Señor Jesucristo y se les dice que se arrepientan. En contraste, el Evangelio de Juan, que fue escrito para decirle a los lectores cómo tener vida eterna (Jn 20:31), nunca usa la palabra ‘arrepentirse’ sino ‘creer’; esta se usa casi cien veces como la condición para la salvación. Esto en sí mismo es una razón suficiente para no tomar palabras del libro de Apocalipsis para hacer nuestro modelo de invitación evangelista. Cuando el libro de Apocalipsis incluye una invitación clara a la salvación en 22:17, esta es un eco de las invitaciones del Evangelio de Juan ‘ven’ y ‘toma del agua de la vida’ (Jn 4:10; 6:37, 44, 65).

También observamos que Ap 3:20 es parte del mensaje de Cristo a la iglesia de Laodicea. La iglesias están compuestas por creyentes, pero los creyentes pueden estar desagradando al Señor con acciones desobedientes y estilos de vida pecaminosos (por ejemplo, la iglesia de los corintios). El mensaje a estas y otras iglesias desobedientes en los capítulos 2 y 3 de Apocalipsis no es para que sean salvos, sino para que se arrepientan de lo que no le gusta al Señor. 

Los creyentes de Laodicean no son buenos o útiles para Cristo porque ellos son como agua tibia. Él preferiría que ellos fueran como agua caliente o fría, porque cada uno respectivamente tiene propósitos útiles. El agua tibia es inútil, desagradable, y por eso se escupe (vv. 15-16). Ellos piensan que su relación con Dios no necesita nada, pero la evaluación del Señor es totalmente lo contrario (v. 17). En el verso 18 Jesús los aconseja que compren oro, vestidura, y colirio. Esto no se puede referir a la salvación porque la salvación es por gracia sin ningún costo. Jesús les habla de pagar el precio por las cosas que tiene valor espiritual para el Cristiano. Más evidencia de que ellos son creyentes es la confirmación del Señor en el verso 19 en donde Él sólo reprende y castiga a aquellos que Él ama. El mandamiento a ser ‘celoso y arrepiéntete’ lo que es ilustrado en el verso 20.

El verso 20 muestra como esos creyentes se pueden arrepentir al responder a la invitación de Jesús a renovar su compañerismo con Él. Jesús ha sido excluido del compañerismo de la iglesia, por eso Él llama buscando entrar. Ya que la iglesia está conformada por individuos, la invitación es para cualquiera que ‘escuche’ en la iglesia y ‘abre la puerta’, una imagen de receptividad. El resultado es la promesa de que Jesús va a estar ‘en’ él. Es importante conocer el lenguaje original que Jesús utilizó. Él no dijo ‘dentro’ para denotar un contacto directo (lo que hubiera usado el griego eis), pero Él dijo ‘en’ para denotar un movimiento hacia (usando el griego pros). La diferencia entre el énfasis de las dos preposiciones se puede ver en Jn 6:35: ‘el que a mí viene (pros) nunca tendrá hambre; y el que en mí cree (eis) no tendrá sed jamás’. Jesús va a ir hacia donde se encuentra la persona receptiva (no adentro de ella) para comer juntos. 

La imagen de comer juntos es una ilustración bíblica y cultural usada comúnmente para describir el compañerismo. La recompensa de sentarse con Jesús en Su trono no es el resultado de la salvación, sino una recompensa de los conquistadores o los Cristianos victoriosos (v. 21).

Objeciones

Algunos pueden decir, ‘¿Pero no se supone que debemos de pedir la vida eterna a Jesús según se indica en Jn 4:10? Sí, para la vida eterna; pero no existe ningún precedente bíblico de pedir a Jesús ‘que entre en tu corazón’. Pedir es una analogía para creer. Otros se pueden referir a Jn 1:12 para decir que debemos de recibir a Cristo. Pero ese verso usa recibir a Cristo como el resultado de la salvación, no el medio para la salvación, que es ‘creer en Su nombre’. Otros tal vez van a argumentar que mucha gente fue salva al pedir que Jesús entrara en sus corazones. A esto responderemos que si ellos fueron salvos, es porque ellos entendieron y creyeron en el evangelio. Pudiéramos añadir que existen muchas personas sin la seguridad de la salvación porque ellos respondieron a esta invitación confusa. 

Conclusión

Cuando presentamos el evangelio, debemos de ser los más bíblicamente claros que podamos. Tenemos demasiadas bases bíblicas para decirles a las personas que crean en el Señor Jesucristo como el Único que murió por nuestros pecados, resucitó, y garantiza nuestra salvación eterna. No existen buenas razones para usar la invitación no-evangélica, no bíblica, y que confunde: ‘Pide que Jesús entre en tu corazón’