Escena 19 – DESTERRADOS

Cuando Dios expulsó a los ángeles rebeldes del cielo, su destino estaba sellado. Esos seres espirituales que habían vivido en la luz resplandeciente del cielo no tenían excusa por su pecado. Pero para los seres humanos contaminados por el pecado, el SEÑOR tenía un plan para recuperarlos, si confiaban en Él.

Aun así, el pecado tiene sus consecuencias. Así como Dios echó a Lucifer y sus ángeles malignos del paraíso celestial, echó al hombre y su esposa del paraíso terrenal.

”Después de expulsarlos, el SEÑOR Dios puso querubines poderosos al oriente del jardín de Edén; y colocó una espada de fuego ardiente —que destellaba al moverse de un lado a otro— a fin de custodiar el camino hacia el árbol de la vida.” (Génesis 3:24 NTV).

El árbol de la vida era el otro árbol especial en medio del huerto.  Solo las personas perfectas podían comer de él. Adán y Eva ya no eran perfectos. Habían pecado, y debían envejecer y morir.

Nuestro gran Dios Creador es santo. Eso significa que es puro, limpio, perfecto y justo. Debido a su naturaleza santa y a sus leyes santas, debe castigar el pecado con la muerte: la separación de la Fuente de vida.

Algunas personas creen que Dios es tan «grande» que puede ignorar las leyes que Él mismo ha decretado. Imagina un tribunal donde el juez se niega a hacer cumplir las leyes de la nación. ¿Dirías que ese juez es grande? Imagina un partido de fútbol donde el árbitro ignora las reglas del juego. ¿Le llamarías un gran o un mal árbitro?

Satanás quería que Eva creyera que su Creador no haría cumplir sus reglas, que no castigaría a los transgresores con la muerte. Pero el Rey y Juez justo del universo siempre cumple su palabra.

Dios es grande y justo, puedes confiar en Él.

”La rectitud y la justicia son el cimiento de tu trono; el amor inagotable y la verdad van como séquito delante de ti.” (Salmo 89:14 NTV).

Veamos si puedes resolver este acertijo: ¿Qué pueden hacer Satanás y los seres humanos que el SEÑOR Dios no puede hacer? Aquí está la respuesta de Dios mismo:

”Por nada romperé mi pacto; no retiraré ni una sola palabra que he dicho. … y por mi santidad no puedo mentir.” (Salmo 89:34-35 NTV).

El rey del universo no puede faltar a su palabra.


Esto ha sido una porción (usado bajo permiso del autor) del libro «Rey de Gloria» narrado por Paul D. Bramsen 
(nota: el uso de negrillas, cursivas y algunos cambios de versión de la Biblia son nuestra y no del original) 
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