Escena 55 – SU MISIÓN

Durante tres años, el Señor Jesús había estado viajando por Palestina «…haciendo el bien y sanando a todos los que estaban oprimidos por el diablo,…» (Hechos 10:38 NVI). La gente común y corriente le amaba, pero los líderes religiosos en Jerusalén estaban conspirando para matarle, y Jesús lo sabía.

”Cuando se acercaba el tiempo de ascender al cielo, Jesús salió con determinación hacia Jerusalén.” (Lucas 9:51 NTV).

Si tú supieras que un grupo de hombres malvados en una ciudad distante planea capturarte, torturarte y matarte, ¿irías allí?
Eso fue lo que hizo Jesús.

”Desde entonces comenzó Jesús a advertir a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y sufrir muchas cosas a manos de los ancianos, de los jefes de los sacerdotes y de los maestros de la ley, y que era necesario que lo mataran y que al tercer día resucitara.” (Mateo 16:21).

Esta no era la clase de Rey que los discípulos estaban buscando. ¿Un Mesías crucificado? Sin duda, ¡Dios no permitiría que su Santo Escogido sufriera tal dolor y vergüenza! Así que Pedro le dijo a Jesús:  ”… Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.”  (Mateo 16:22-23).

Los discípulos querían un Mesías-Rey que destruyera a los ocupantes romanos y estableciera un nuevo gobierno en Jerusalén. Incluso mientras viajaban, discutían sobre quiénes obtendrían las posiciones más altas en el reino de Dios. Así que Jesús les dijo a sus discípulos:

«… el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor,… como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.» (Mateo 20:26, 28).

En su primera venida a la tierra, el propósito del Mesías no era conquistar reinos políticos ni gobernar sobre tronos terrenales; Él vino a conquistar a Satanás y a reinar en los corazones humanos. Por eso, Jesús enseño:
”…el reino de Dios está entre vosotros.” (Lucas 17:21).

Pero antes de que el Rey del cielo pudiera reinar en los corazones (y más adelante, sobre el mundo entero), debía pagar la deuda de pecado del mundo y derrotar a la muerte.

Esa era su misión.


Esto ha sido una porción (usado bajo permiso del autor) del libro «Rey de Gloria» narrado por Paul D. Bramsen 
(nota: el uso de negrillas, cursivas y algunos cambios de versión de la Biblia son nuestra y no del original) 
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