Escena 65 – LA TUMBA VACÍA

Desde el día que Adán pecó, había reinado la muerte como cruel soberano sobre la familia humana. Si Jesús hubiera pecado alguna vez, la muerte también habría hecho que su cuerpo empezara a descomponerse, heder y convertirse lentamente en polvo. Pero mil años antes, el profeta David había escrito:

No ”…permitirás que tu santo se pudra en la tumba.” (Salmo 16:9-10 NTV).

La muerte y la tumba no tenían poder sobre Aquel que nunca pecó.

El tercer día después de la muerte y sepultura de Jesús, muy temprano, varias mujeres fueron a la tumba a presentar sus respetos. De repente, con un gran terremoto, apareció un ángel del cielo, quitó la piedra y se sentó sobre ella. Los soldados se desmayaron, pero el ángel les dijo a las mujeres:

”…«¡No teman! —dijo —. Sé que buscan a Jesús el que fue crucificado.
¡No está aquí! Ha resucitado tal como dijo que sucedería. Vengan, vean el lugar donde estaba su cuerpo.
Y ahora, vayan rápidamente y cuéntenles a sus discípulos que ha resucitado y que va delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán. Recuerden lo que les he dicho».

Las mujeres se fueron a toda prisa. Estaban asustadas pero a la vez llenas de gran alegría, y se apresuraron para dar el mensaje del ángel a los discípulos.
Mientras iban, Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas corrieron hasta él, abrazaron sus pies y lo adoraron.”
 (Mateo 28:5-9 NTV).

Mientras tanto, los soldados fueron a la ciudad y les dijeron a los líderes religiosos lo que había sucedido. Así que los líderes les sobornaron con una enorme suma de dinero y les dijeron:

«Digan que los discípulos de Jesús vinieron por la noche y que, mientras ustedes dormían, se robaron el cuerpo.» (Mateo 28:13 NVI).

Pero sus mentiras no podían ocultar la verdad. ¡La tumba estaba vacía!

Con su muerte, Jesús pagó nuestra deuda de pecado.

Con su sepultura, bajó al abismo de la muerte y de la descomposición. Con su resurrección, venció a la muerte y ahora dice:

”No tengas miedo. Yo soy el Primero y el Ultimo, y el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del infierno.” (Apocalipsis 1:17-18 NVI).

Para todos los que creen estas buenas noticias, la muerte solo es la puerta que se abre a la presencia del Rey que anuncia:

«… porque yo vivo, vosotros también viviréis.» (Juan 14:19).


Esto ha sido una porción (usado bajo permiso del autor) del libro «Rey de Gloria» narrado por Paul D. Bramsen 
(nota: el uso de negrillas, cursivas y algunos cambios de versión de la Biblia son nuestra y no del original) 
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