Escena 08 – LA LEY DEL PECADO Y DE LA MUERTE

Desde el principio, Dios y el hombre eran amigos, pero era necesario probar esa amistad. El Rey del universo no poblaría su reino de súbditos que estuvieran obligados a someterse a Él.

Dios amaba a Adán y tenía planes asombrosos para él y su futura familia. Puesto que Dios quería personas, no marionetas, le dio una norma para obedecer.

«Dios el SEÑOR tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara, y le dio este mandato: Puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas, ciertamente morirás» (Génesis 2:15-17 NVI).

No era un mandamiento difícil. Adán podía comer de todos los frutos del huerto, excepto de uno. Al obedecer esta norma sencilla, Adán demostraría que confiaba en que su Creador sabía lo que era mejor para él.

¿Qué dijo Dios que le pasaría a Adán si quebrantaba esta norma?

¿Le dijo Dios que si comía el fruto prohibido debía empezar a hacer ritos religiosos, usar rosarios, ayunar, dar limosnas, ir a una iglesia, sinagoga, mezquita o templo, y tratar de hacer las suficientes buenas obras como para compensar las malas? ¿Eso fue lo que dijo Dios?

No, no fue lo que dijo.

Dios le dijo a Adán: «El día que de él comas, ciertamente morirás.”

Desobedecer la ley de Dios se llama pecado.

El castigo por quebrantar la norma de Dios sería la muerte.

En su libro, el Rey llama a esto «…la ley del pecado y de la muerte.» (Romanos 8:2).

La ley del Rey dice que el pecado debe castigarse con la muerte.

La muerte significa separación. Si Adán desobedecía esa única norma de Dios, llegaría a ser como una rama rota que empieza a marchitarse y a morirse en el instante en que se separa de su fuente de vida.

Si Adán decidía hacer lo que él quería, en vez de lo que el Rey del universo le había dicho que hiciera, eso sería un acto de rebelión; sería pecado.

El pecado pondría fin a la amistad del hombre con Dios.

El pecado haría que el cuerpo del hombre envejeciera y muriera.

El pecado separaría de Dios para siempre el espíritu, el alma y el cuerpo del hombre.

El pecado es mortal.


Esto ha sido una porción (usado bajo permiso del autor) del libro «Rey de Gloria» narrado por Paul D. Bramsen 
(nota: el uso de negrillas, cursivas y algunos cambios de versión de la Biblia son nuestra y no del original) 
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