46. ¿Puede una Persona No-Regenerada Creer en el Evangelio?

Muchos contestarán a esta pregunta: ‘por supuesto. ¿De qué otra manera puede una persona ser salvo eternamente?’ Pero existen algunos que no van a estar de acuerdo, porque piensan que una persona debe de ser regenerada (nacer de nuevo) antes de que pueda creer en el evangelio. Esta perspectiva la causa su opinión acerca de la pecaminosidad del hombre, que llaman depravación total. ¿Pero qué dice la Biblia?

El asunto de la depravación total

La depravación total es un término usado por algunos para describir la pecaminosidad del hombre. Después de la caída de Adán en Génesis 3, a los hombres se les considera ‘muertos en [sus] delitos y pecados’ como se describe en Ef 2:1 (vea también Ro 3:10-18; 5:12; 1 Cor 15:22). En la manera cómo uno entienda esta muerte espiritual uno va a relacionar la fe con la regeneración.

Aquellos que insisten en que Dios debe regenerar a una persona antes de que esa persona pueda creer definen la depravación total del hombre como la total inhabilidad del hombre para responder positivamente a Dios. Ellos creen que una persona no regenerada no puede ni siquiera entender ni creer el evangelio. Esta opinión la sostiene la teología de la Reforma y fuertes versiones del Calvinismo.

Sería más bíblico tomar ‘muertos en vuestros delitos y pecados’ como una descripción de la condición del hombre delante de Dios. Por el pecado de Adán y la relación del hombre con Adán, el hombre está totalmente separado de Dios. Aunque la corrupción del pecado se extiende a todos los hombres y todo su ser, el hombre retiene la capacidad de responder a la iniciativa de Dios. Aún después de que Adán pecará y muriera espiritualmente, él pudo hablar con Dios inmediatamente (Gn 2:17; 3:1-19).

La evidencia bíblica de que la regeneración no precede a la fe

Muchos argumentos bíblicos muestran que la pecaminosidad del hombre no requiere que el hombre sea regenerado para poder creer.

El hombre permanece a la imagen de Dios. El hombre fue hecho a la imagen de Dios, lo que incluye una medida de auto-determinación. La imagen de Dios no se destruyó por la caída del hombre, pero se atrofió o se corrompió, con el resultado de que el hombre, si se le deja actuar por sí mismo, se va a inclinar hacia la maldad y al rechazo a Dios. La auto-determinación, incluso cuando se usa para rechazar a Dios, es esencial para la humanidad y la personalidad. Sin auto-determinación el hombre sería nada más que un robot controlado por Dios.

El hombre tiene responsabilidad. Porque los seres humanos pueden hacer elecciones autónomas, los incrédulos darán cuentas delante de Dios por rechazar al evangelio (Jn 3:18, 36; 5:40-47; Hch 17:30; 2 Ts. 1:6-10). Dios no podría ser juez o justo si Él condenara a las personas que Él no regeneró porque no pudieron creer en Él. De hecho esto podría hacer a Dios el autor de la maldad.

La invitación a creer es legítima. La invitación de Dios para ser salvos a través del evangelio es una sincera y legítima oferta sólo si cada y todas las personas pueden creer en ella. Si Dios debe regenerar a la persona antes de que pueda creer en el evangelio, entonces la invitación no es realmente para todas las personas, sino sólo para aquellos que ya han nacido de nuevo. Esto es contrario a las declaraciones de que el evangelio es para todos (Jn 3:16; 2 Cor 5:19-20; 1 Tm 2:3-6; 1 Jn 2:2). Así como Pablo predicó en todos lados con la suposición de que cualquiera podía responder al evangelio (Hch 20:21), nosotros también debemos de compartir el evangelio con todos (Mt 28:18-20; Mc 16:15; Hch 1:8) porque es una oferta genuina para todos. Dios regenera a cualquiera que cree en el evangelio.

Dios atrae a los hombres a Sí mismo.Porque el hombre no busca a Dios en su estado de pecado, la Biblia enseña que antes de que alguien crea, Dios atrae a esa persona a Sí mismo (Jn 6:44; 12:32). Dios convence o persuade al incrédulo acerca de la verdad, la rectitud, y el juicio en relación con Jesucristo (Jn 16:8-11). El Espíritu Santo trabaja misteriosamente en el corazón de una persona para traerle al punto de la fe (Jn 3:8).

La fe es el medio no el resultado. En ningún lado la Biblia dice que la fe es creada por la regeneración. Jn 3:16 es un verso muy familiar que, de acuerdo con el contexto que le preside en 3:1-15, explica cómo Dios da la vida eterna como resultado de la fe, no un requerimiento para tener fe. De la misma manera, Ef 2:8 explica cómo es a través de la fe que Dios da la vida a aquellos que estaban muertos en pecado (Ef 2:1-7). La regeneración es el resultado de haber recibido la vida eterna de Dios, y esa vida sólo está disponible a través de la fe (Jn 5:24; 20:31).

La fe simplemente es una respuesta personal. El hombre puede creer ya sea la verdad o la mentira que se le presente. Una persona no regenerada puede creer la verdad de la ley de la gravedad, o puede creer en error de que la tierra es plana. De la misma manera, una persona no regenerada puede creer la verdad del evangelio de Cristo o puede creer el error de una falsa religión. Ya que la fe es sólo el instrumento, la respuesta de fe al evangelio no es un tipo de fe especial. La fe simplemente es fe. Es el objeto de la fe, el evangelio de Jesucristo, es lo que es especial y que trae salvación.

La fe no es buenas obras. Aquellos que definen la depravación total como inhabilidad total dicen que si un hombre fuera capaz de creer, entonces la fe sería una buena obra meritoria para salvación. Pero esto no puede ser cierto, porque le Biblia declara que la fe es lo contrario a las obras (Ro 3:27; 4:4-6; 11:6; Ef 2:8-9). La fe no es la causa de nuestra salvación; Dios es la causa. Fe es el medio designado por Dios por el que un no regenerado puede recibir Su gracia para salvación. La fe es pasiva porque sólo significa que uno está convencido de que algo es verdad o digno. No es una obra en el sentido de hacer algo activamente, por lo tanto es no-meritoria.

Conclusión

La opinión de que la regeneración debe de preceder a la fe es una construcción teológica, no es bíblica. Decir que una persona pasa de estar espiritualmente muero a vivo eternamente antes de que crea en Jesucristo es ambos absurdo y contrario a las enseñanzas bíblicas. La Biblia enseña que el hombre está tan corrompido por el pecado que si dependiera de él, él no buscaría a Dios o creería en el evangelio. Por lo tanto, Dios debe de atraer a la persona al punto de la fe. No obstante, es la persona la que cree. La fe no es una contribución del hombre o una buena obra. Es el medio a través de cual el hombre recibe la gracia de Dios en salvación. La persona no regenerada cree en Jesucristo como Salvador precisamente porque él no puede contribuir con nada a la obra de Dios para salvación. La fe hace que el nuevo nacimiento sea accesible para cualquiera, y ese nacimiento es obra de Dios después de que la persona cree.