Escena 23 – ACEPTADO Y RECHAZADO

¿Ves el altar de Caín? ¿Qué hay sobre él? Cosechas marchitas.

Ahora mira el altar de Abel. ¿Qué hay sobre él? Sangre y cenizas.

¿Qué opinaba Dios de estos dos hermanos y su adoración? ”…el SEÑOR miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró así a Caín ni a su ofrenda.” (Génesis 4:4-5 NVI).

No se nos dice de qué manera mostró Dios su aprobación por el sacrificio de Abel, ni su rechazo de la ofrenda de Caín. Las Escrituras solo dicen: ”Fue por la fe que Abel presentó a Dios una ofrenda más aceptable que la que presentó Caín. La ofrenda de Abel demostró que era un hombre justo, y Dios aprobó sus ofrendas.” (Hebreos 11:4 NTV).

Dado que Abel confió en el SEÑOR y en su plan, fue perdonado y declarado justo. Este fue el regalo que Dios le hizo a Abel.

Dios cargó al cordero con el pecado de Abel, y el cordero murió en su lugar. La sangre del cordero fue derramada y su cuerpo reducido a cenizas. La ira justa de Dios contra el pecado cayó sobre el cordero, en vez de sobre Abel.

¿Por qué le agradó a Dios aquel cordero sacrificado? Porque señalaba al Salvador venidero que pagaría un día la deuda de pecado del mundo.

Debido a su fe en el plan de Dios, Abel gozaba ahora de una relación correcta con Él. Más tarde, cuando muriera, en vez de verse separado de Dios para siempre, estaría con Él, como su Amigo. La ley de la ofrenda por el pecado había triunfado sobre la ley del pecado y de la muerte.

Caín se acercó a Dios con sus oraciones, pero no hizo caso de la ley divina que exige que el pecado sea castigado con la muerte. Caín era religioso, pero no gozaba de una relación correcta con Dios. La ley del pecado y de la muerte seguía cerniéndose sobre él como una nube negra. Si no confiaba en Dios y en su plan, nunca le conocería como Amigo. Se encontraría con Dios como Juez.

Algunas personas intentan justificar a Caín diciendo: «Caín era agricultor y ofreció lo que tenía». Pero Dios no quería lo que él tenía. Caín podía haber cambiado algo de sus cosechas por uno de los corderos de Abel, o podía haber puesto su mano sobre la cabeza del cordero de Abel y adorado en el mismo altar.

¿Qué haría Caín?

¿Se arrepentiría y vendría a Dios con la ofrenda adecuada?


Esto ha sido una porción (usado bajo permiso del autor) del libro «Rey de Gloria» narrado por Paul D. Bramsen 
(nota: el uso de negrillas, cursivas y algunos cambios de versión de la Biblia son nuestra y no del original) 
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